Como dietista, el mayor reto que enfrento en la reeducación alimentaria es que las personas giran su vida social en torno a comer fuera en restaurantes, y esto pasa una enorme factura a la salud. Si bien puede parecer una opción conveniente y atractiva, esta práctica es insostenible para la salud a largo plazo.
Para demostrar los riesgos asociados con este hábito, quisiera compartirte varios fragmentos y reflexiones de un ensayo que ofrece un testimonio revelador sobre los efectos de una dieta basada predominantemente en comidas de restaurante.
Experiencia de un crítico gastronómico
Este pasado mes, un crítico gastronómico del The New York Times relató su experiencia personal tras someterse a un chequeo médico, luego de haber pasado años visitando y reseñando una gran cantidad de restaurantes. Sus resultados fueron alarmantes: colesterol elevado, hipertensión, prediabetes e hígado graso. Además, el crítico fue diagnosticado con síndrome metabólico y obesidad.
Este crítico gastronómico describe muy bien cómo, a pesar del aparente glamour de su trabajo, su salud se afectó gravemente debido a la naturaleza de su profesión, la cual requería consumir comidas pesadas y ricas en calorías varias veces en semana. A lo largo de su carrera, observó cómo colegas enfrentaban problemas de salud similares, con algunos incluso falleciendo a edades relativamente jóvenes debido a enfermedades asociadas con una dieta poco saludable.
Problemas de salud asociados con comer fuera
La comida de restaurante, aunque deliciosa y tentadora, tiende a ser más rica en grasas, azúcares y sodio que las comidas preparadas en casa. Como bien dice, “para hacer esas bombas de sabor, se requieren muchos ingredientes sustanciosos”. Y estos ingredientes, cuando se consumen en exceso, conducen a una serie de problemas, tales como:
Obesidad: La alta densidad calórica de las comidas de restaurante contribuye al aumento de peso.
Adicción: La hiperpalatabilidad, que se refiere a las características de los alimentos extremadamente irresistibles, hace que las personas deseen comer cada vez más alimentos sabrosos.
Hipertensión: El alto contenido de sodio en estos alimentos eleva la presión arterial.
Diabetes tipo 2: El consumo frecuente de azúcares añadidos y carbohidratos refinados altera los niveles de glucosa en sangre.
Enfermedades cardiovasculares: Las grasas saturadas y trans presentes en muchas comidas de restaurante incrementan el riesgo de enfermedades del corazón.
Restaurantes de alta cocina y salud
Es importante destacar que, aunque los restaurantes de estrellas Michelin o recomendados por guías como Le Routard ofrezcan platos de alta calidad y preparados con los mejores ingredientes, estos lugares no están exentos de los problemas mencionados. La sofisticación y la creatividad culinaria no eliminan el hecho de que estos platos sean ricos en grasas, azúcares y sodio. Esto demuestra una vez más que el poder adquisitivo no garantiza la salud.
Mis recomendaciones para llevar una alimentación saludable
Para mantener una buena salud es esencial tener control sobre los ingredientes y métodos de preparación de los alimentos que consumimos. No hay problema en seguir una dieta sana en casa y llevar un estilo de vida saludable, y de vez en cuando (un par de veces al mes), “darse un gustazo” y salir a comer fuera. Sin embargo, si has identificado que el problema es la frecuencia con la que vas a comer en restaurantes, especialmente si lo haces todas las semanas, es momento de tomar acción. Aquí tienes algunas recomendaciones, aunque nada sustituye el prepararte tus propias comidas en casa.
- Comienza con un aperitivo saludable: Opta por aperitivos ligeros como tartar de atún, camarones hervidos, ensalada fresca o sopa de vegetales para evitar alimentos grasos y calóricos.
- Opciones saludables: Elige platos con ingredientes frescos y métodos de cocción saludables, como asados, a la parrilla o al vapor.
- Opta por vegetales como acompañante: Prefiere vegetales al horno o ensalada en lugar de papas fritas, y pregunta sobre la forma de cocción para evitar opciones fritas o empanadas.
- Pide el aderezo de ensalada separado: Controla la cantidad de aderezo que usas para reducir las grasas añadidas.
- Escoge pasta con salsa roja o a base de vegetales: Las salsas de tomate son más saludables que las cremosas. Considera sustituir la pasta regular por integral.
- Bebe agua: Evita bebidas azucaradas y calóricas como jugos y refrescos; opta por agua, con gas y limón si prefieres.
- Elige carnes magras: Prefiere pollo, pavo o pescado, y evita opciones fritas, empanadas o con salsas cremosas.
- Controla las porciones: Muchos restaurantes sirven porciones grandes, que pueden contribuir al exceso de calorías. Considera pedir una porción más pequeña o llevarte parte de la comida a casa para evitar comer en exceso. También puedes pedir que te traigan una caja para llevar al inicio de la comida y poner una parte de tu plato allí para evitar la tentación de comer en exceso.
- Comparte los “extras": Reduce el consumo de calorías compartiendo los aperitivos y los postres con otros.
- No tengas miedo de preguntar: Consulta sobre la información nutricional de los platos para hacer elecciones más saludables.
Aquí tienes la historia del crítico gastronómico: Reseñé restaurantes durante 12 años. Es hora de levantarme de la mesa.
Espero que te sirva como un poderoso recordatorio de que, aunque comer en restaurantes puede ser conveniente y una forma divertida de compartir, su consumo frecuente puede tener serias consecuencias para tu salud. Incluso los restaurantes de alta cocina, con todo su prestigio y calidad, no son una excepción.