Por aquí estoy de regreso y con ganas de contarles sobre mi más reciente aventura.

Siempre me ha gustado viajar, sin embargo desde que lo hago con bicicleta o en moto he aprendido a disfrutarlo de una manera diferente. Lo divertido no es el destino, sino el camino.

Esta aventura en Sardegna fue totalmente improvisada. Comenzamos desembarcando 🚢 con la moto en Porto Torres y nos dirigimos hacia Alghero, una ciudad muy bonita con un casco histórico amurallado. Debido a la influencia catalana, la denominan “La Barceloneta”.

De ahí fuimos rumbo a Bosa por una carretera estrecha y de muchas curvas que está prácticamente sobre el mar y con la verde montaña al otro lado.

La ciudad de Bosa tiene mucho encanto. Merece la pena subir al Castillo Malaspina para disfrutar de la vista panorámica.

Al siguiente día bajamos hacia el Sur para visitar la playa Mari Ermi. Su arena formada con granos de cuarzo de colores que van desde el blanco al rosa y verde la hacen inolvidable. ¡Una maravilla! Además de ser una preciosidad, se agradece que no se te quedan pegados al cuerpo como sucede con la arena. Así que no puedes hacerte la lista y llevártelos a casa, está totalmente prohibido. Al salir, pasando por el pueblo de Cabras, visitamos las ruinas fenicias de Tharros y disfrutamos de una hermosa puesta del sol.

Luego atravesamos por el interior de la isla tomando varias carreteras con muchos tornanti, como le gustan al conductor, y subimos hasta la Costa Esmeralda. En el camino vimos varios nuraghi, unas interesantes estructuras de piedra y con forma de torre que tienen más de cinco mil años.

Visitamos Palau mientras esperábamos el ferry que nos llevó al Archipiélago de la Maddalena. Siempre buscando la isla de la isla. 😉

Esas islitas están repletas de calas guapísimas con un agua de muchos tonos de azul. Eso sí, agua fresquita. 😅 Por primera vez he visto los lirios de mar. Sus flores abren durante la tarde y desprenden un aroma muy similar al de las azucenas. ¡Qué delicia! Dicen que abren durante un solo día, ¿así de afortunada soy?

De regreso a la ‘isla grande’ visitamos Castelsardo, un hermoso pueblo medieval ubicado en un acantilado frente al mar. Sus residentes tendrán tremendas piernas.

La cocina sarda está increíble. Cada día descubrimos un nuevo plato con pescados y mariscos. Entre sus especialidades, los culurgiones (una pasta de forma muy peculiar que está rellena de papas hervidas, menta, ajo, cebolla y pecorino rallado), los spaghetti con botarga (huevas de pescado curadas y saladas) y los spaghetti con langosta a la catalana fueron mis preferidos.

Lo único que, como sucede en el resto de Italia, se lleva un cero en el desayuno. Comenzar el día con un simple cornetto 🥐 no permite a ninguno llegar al almuerzo con energía. El lado positivo… a mediodía siempre puedes disfrutar la tranquilidad de una playa desierta. Todos se van a comer. 😝

atardecer

bosa

quarzo

fonni

moteros

campanile

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nuraghe

castelsardo

pareja

lirios