¿Hay galletas saludables?

En su mayoría, las galletas están hechas de grasa, harina refinada, sal y azúcar, por lo que se consideran poco saludables. Es decir, son alimentos ricos en calorías con muy bajo valor nutricional. 👎🏾

¿Pero hay algunas mejores que otras?

Hay algunas menos malas, y la clave está en algunos ingredientes. Por ejemplo, al incorporar harinas de granos y semillas, como la quinua, la linaza y la chía, el perfil nutricional de una galleta debería ser mejor que el de las comunes, ya que contiene más fibra y vitaminas del complejo B. Pero claro, cuando se considera este contenido frente al de los otros ingredientes insanos, sigue siendo un alimento pobre. Un producto alimentario de baja densidad nutricional diseñado para gustar, y mientras más se consuma, mejor.

¿Y las que llevan salvado y son ricas en fibra?

La fibra, por sí sola, no ayuda mucho. Para aprovechar sus beneficios, lo ideal es consumirla dentro de los alimentos que la contienen de forma natural, como los granos, las frutas y los vegetales.

Y, entonces, ¿qué galleta compro?

Sabiendo que no las recomiendo, ya que desplazan el consumo de alimentos más saludables, si decides incluir alguna en tu compra, procura:

  • Que la disfrutes y no la elijas por algún reclamo engañoso como ‘buena para bajar el colesterol’. Esto te lleva a perder la objetividad a la hora de valorar tu alimentación.
  • Leer en los ingredientes que el primero sea harina integral o copos integrales de algún cereal como la avena.
  • Que no contenga ni aceite de palma ni ningún aceite hidrogenado.
  • Que no sea ‘sugar-free’ y esté cargada de edulcorantes artificiales.

En conclusión, no te autoengañes ni caigas en las trampas del marketing. Ninguna galleta por sí sola te mejorará los lípidos en santre ni te regulará el tránsito intestinal. Así que, cuando te vayas a comer una, hazlo con gusto y cómete la que más te guste. 🙌🏽

Y recuerda, si es algo ocasional, no tendrá repercusiones en tu salud y, además, la disfrutarás más.