Los diferentes eventos de la vida, así como las vacaciones, las semanas con muchos compromisos y los viajes de trabajo, pueden desviarte de una dieta saludable. Son eventos fuera de tu rutina en los que posiblemente quieras alimentarte bien y con conciencia plena, pero entre una cosa y otra se complica. Pierdes el control. No pasa nada si es algo puntual, sin embargo, algunos deslices son comunes y repetitivos, así que vale la pena desarrollar estrategias para sobrellevarlos:
Si te detuviste a comprar algo to go de camino a casa desde el trabajo, tal vez fue porque no fuiste al supermercado en el fin de semana. Programa tus compras de alimentos de forma semanal para evitar tanta comedera fuera.
Si compraste un snack poco saludable en la vending machine, recuerda lo importante que es llevar una merienda de casa. ¡Echa una bolsa de nueces en tu cartera esta mañana antes de salir!
Supongamos que comiste demasiado en un restaurante, probablemente estabas hambrienta cuando llegaste allí. La próxima vez, come una merienda a media tarde. Una merienda saciante que contenga carbohidratos complejos (ricos en fibra) y proteínas, y come una fruta de camino al restaurante. Esto te facilitará tomar mejores decisiones y evitar estropear tu dieta sin querer hacerlo. Y ten cuidado con con quién comes. Sentarse a la mesa con personas que comen en exceso puede hacerte sentir cómoda rompiendo tus hábitos saludables. No se trata de evitarlas del todo, pero sí de tenerlo en cuenta.
Si no pudiste desayunar porque ibas con prisa y, como resultado, si te diste una jartera en el almuerzo, adelanta tu alarma de la mañana por unos minutos para tener tiempo para desayunar.
Si terminaste munchando galletas o helado frente al televisor después de la cena, sé consciente sobre tener fácil acceso a estos alimentos en casa. Out of sight, out of mind. Ya tienes suficientes alternativas como estas en la calle, protégete y no lleves al enemigo a casa.
Si apenas consumes suficientes frutas y vegetales durante el día, abastécete de productos frescos en el supermercado y empaca algunos con tu almuerzo y meriendas. Comer una fruta como postre al mediodía puede ser la clave para no sucumbir ante esa tentadora galletita.