Ya sea que viajes solx o en familia, estos consejitos te pueden ayudar a tomar las mejores decisiones alimentarias para sentirte bien durante el viaje y a tu regreso.

Lleva siempre una merienda contigo. Son muchas las ocasiones en las que a falta de algo sano para comer o calmar los “antojos”, terminamos comiendo cualquier cosa por aburrimiento. Esto, además de ocasionar que comamos más de lo necesario, nos hace sentir pesados e inflamados. Llevar almendras o nueces puede ser una excelente estrategia que te ayude a controlar el hambre antes de abordar un avión y a no caer en las tentaciones de las chucherías que venden en los aeropuertos. ¡Cuánta porquería!

Bebe mucha agua. Te ayudará a tener una buena digestión y a mantenerte hidratadx. Los viajes en avión ya de por sí pueden deshidratarte por la baja humedad en la cabina.

Escoge lo “menos malo”. No siempre será fácil elegir un plato saludable y tampoco es una conducta sana limitarse a una dieta rígida. Uno de los placeres y de las experiencias enriquecedoras de viajar es disfrutar de la gastronomía local.

Cada vez que estudio en menú, evalúo todas las alternativas y trato de irme por aquella ‘menos mala’ y que por supuesto que me guste. O sea, no es que       me vaya a pedir una ensalada mixta como almuerzo en Italia, pero procuro optar por la pasta que lleva tomate y no aquella que lleva crema y pancetta.

Vigila las porciones. No comas hasta llenarte. Toma en cuenta que cada comida en exceso va sumando a la indigestión y a la incomodidad física.  Usa la herramienta de “el plato”. Utilizando un plato único, llena la mitad con vegetales, una cuarta parte con la proteína y una cuarta parte con la fuente de carbohidratos. 

Enfócate en el ‘cinco al día".  Comer al menos cinco porciones diarias de frutas y vegetales mientras se viaja puede ser muy complicado. Ahora bien, si le prestas atención lo puedes lograr: 

  • Comienza el día con una fruta fresca. La puedes tener contigo en el hotel y comerla antes de ir a desayunar.
  • Incluye un bol de frutas en las meriendas de la mañana y de la tarde. En muchos lugares venden macedonias (ensaladas de frutas) ya listas para comer. Son refrescantes y sabrosas.
  • Pide una porción de vegetales junto a las comidas principales. Casi en todos los restaurantes tienen como parte de las guarniciones o side dishes vegetales al vapor o a la parrilla y una ensalada fresca. Ordena una ración y acompáñala con tu plato principal o como aperitivo o antipasto.

Camina a todas partes disfrutando de lo espontáneo. Además de mantenerte físicamente activo y ayudarte a compensar por los excesos de las comidas, te permitirá explorar y conocer mucho más la ciudad que estás visitando. 

Controla el consumo de las bebidas alcohólicas. El alcohol nos roba energía. Si bien me gusta acompañar la comida con una copa de vino, es mejor dejarla para la cena. Beber alcohol y mantenerse enérgicx y activx no van de la mano. 

Viajar no es sinónimo de alejarte por completo de tus buenos hábitos, ahora es cuando más energía necesitarás. Puedes permitirte tus caprichos si eres capaz de mantener el orden durante el resto del día. Disfruta, pero con conciencia.