Si alguna vez te has preguntado cómo se prepara el aceite. ¡Sigue leyendo! Carla mi nutricionista versión “contadina” tiene la respuesta.🤩

¡He preparado aceite de oliva!

¿Cuándo?, ¿cómo, ¿dónde?

La recogida de aceitunas en el hemisferio norte comienza en otoño. Es la época del año en la que el fruto se encuentra en el estado óptimo para extraer su jugo.

Aunque la gestación del fruto comienza en la primavera, es normalmente entre junio y noviembre cuando tiene lugar la formación del aceite de oliva dentro de la pulpa de la aceituna. Este proceso metabólico es conocido técnicamente como lipogénisis: formación de grasa. El proceso contrario para el que mayormente solicitan mi ayuda. 😆

El clima influye muchísimo en este proceso. Por ejemplo, aquí en Sicilia, después de un verano tan caluroso con temperaturas récord, se interrumpe momentáneamente la lipogénesis y se retrasa la formación del aceite. Sin embargo, con la llegada de las lluvias de otoño, la planta se recupera y pone en marcha la producción. Es increíble ver cómo se “hinchan” esas aceitunas de un mes para otro.

Hablemos de la parte divertida: la recolecta de las aceitunas

El ordeño, es la recogida tradicional que se hace de forma manual, para la cual se necesita: una escalera, unas mallas o redes y y buenos buenos guantes. Así hemos hecho hoy gran parte del trabajo, combinado con un brazo mecánico que pareciera “peinar el árbol” y sacudir su fruto.  ¡Cómo me disfruté ver volar las aceitunas!  Mucho más divertido que ir recogiendo una por una, las aceitunas que quedaban desperdigadas por el suelo.

Sea cual sea el método utilizado para la recogida de las aceitunas, se deberán limpiar para quitarles los restos de ramas, piedras o tierra que puedan tener. Cuando las llevas para extraer su jugo se pesan y, mientras más olivas y menos desechos entregues, menos pagarás por el producto final.

Una vez terminado cada árbol, de los doce que hicimos, vertimos las mallas dentro de un cubo para reservar las olivas y al final del trabajo las echamos todas en sacos para transportarlas mejor. ¡Cinco sacos repletos de olivitas!

Terminado el día de trabajo, fuimos directo al “frantoio”, la trituradora, para preparar nuestro aceite de oliva. El proceso fue muy rápido. Es fácil olvidarse del tiempo ahí: la intensidad de aromas se acrecienta según uno avanza.

Entregamos las olivas, las limpiaron una vez más, las lavaron, las trituraron, las machacaron, las centrifugaron y listo. Una pura “meraviglia” ver brotar ese oro líquido con un intenso color verde. Hemos salido con 28 litros (8 galones) de aceite de oliva. Y, por supuesto, ¡extra extra virgen!

Una grandiosa experiencia entre olivos

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