La granola comercial es menos saludable y más azucarada de lo que piensas.
La receta básica de la granola contiene avena, nueces, semillas, miel u otro tipo de endulzante y un poco de aceite, horneados hasta que estén crujientes y dorados. Considerando estos ingredientes, la granola es un alimento saludable. La avena nos proporciona la fibra, y los frutos secos (nueces) y las semillas nos aportan las proteínas y las grasas cardiosaludables. Ahora bien, la mayoría de las granolas producidas de forma industrial son una bomba de azúcar y debemos leer cuidadosamente su rotulación nutricional para identificar cuáles son las más saludables. Muchos fabricantes las cargan con grandes cantidades de azúcar y como si no fuera poco, les agregan trozos de chocolate o fruta endulzadas. ¡Parecen más un postre que otra cosa!
El otro factor importante, además de los ingredientes, es el tamaño de la porción. Las etiquetas nutricionales para la granola especifican porciones que van de 1/4 a 1/3 de taza. Si optas por servírtela como un buen bowl de desayuno, estate seguro de que aumentarás significativamente sus calorías. Para quienes desean perder peso, recomiendo que la porción no exceda las 2 cucharadas. 😉
¿Cuáles son los ingredientes que no deberían estar en la granola?
- Trozos o chips de chocolate con leche o chocolate blanco.
- Cereales azucarados
- Frutos secos cubiertos de caramelo
- Frutos secos con cobertura de chocolate.
- Frutos secos salados o fritos.
- Frutas deshidratadas glaseadas
- Aceites refinados
- Mantequilla de maní con azúcar añadido.
¿Qué números buscar para que sea nuestra aliada?
- Azúcar: menos de 5 gramos por porción
- Fibra: más de 3 gramos por porción
- Sodio: Aunque la granola, comúnmente, es dulce, existen granolas saladas. Elige una granola cuyo contenido en sodio sea moderado (entre 50 y 140 miligramos de sodio por porción).
Y no olvides, que la granola más saludable la puedes preparar en casa.