Empoderamiento: hacer poderoso o fuerte a un individuo o grupo social desfavorecido. En este caso, los desfavorecidos somos nosotros quienes vivimos en un entorno obesogénico. ¿Nuestra debilidad? Que lo tenemos bastante complicado para alimentarnos bien y mantener un peso saludable.
Empoderar a nuestros clientes es la misión de los nutricionistas y dietistas. Darles poder a través del conocimiento. El objetivo final de la reeducación alimentaria es lograr que la persona sea capaz de tomar buenas decisiones alimentarias a lo largo de la vida y que aprenda a regular y evaluar su propia conducta.
Para empoderar hay que dejar a un lado la ingenuidad. Algo muy común que veo en consulta es que por naturaleza nos creemos más saludables de lo que realmente somos. Somos víctimas de un “sesgo optimista” que está evidenciado en la literatura científica. Y bueno, pensar de manera optimista tiene lo suyo, sin embargo, cuando se trata de la salud puede tener repercusiones negativas importantes.
Creemos comer menos de lo que comemos, alimentarnos mejor de cómo nos alimentamos y movernos más de lo que nos movemos. Imagínate si te sucediera los mismo con tus finanzas. Pensando que generas más ingresos de los que ganas y gastando más de lo que tienes planificado, la bancarrota tiene su fecha.
Toda estrategia que te funcione para dejar de “tapar el sol con una mano” forma parte de ese empoderamiento dietético. Por ejemplo, lee las etiquetas nutricionales de los alimentos que habitualmente compras. Con tan solo invertir unos minutos adicionales en el supermercado puedes perder esas libras de más que llevas años arrastrando. Tómate otros minutos más para evaluar tu alimentación. Con el mero hecho de anotar diariamente lo que comes y cuánto te mueves es probable que tengas un verdadero aha moment. ¿Te ha sucedido?