¿Te preocupa que tus hijos coman bien?

Lo primero que hay que tener claro es que, si quieres que tus niños coman bien, tienes tú que comer bien. No es tan sólo decirlo, es dar el ejemplo y ser un buen modelo que seguir. Aquí un decálogo de consejos:

  1. Ofréceles alimentos saludables en casa y enséñales a disfrutarlos.
  2. No tengas alimentos insanos en casa a la vista. A ti te cuesta mucho no comerlo y sabes el daño que hace, pues imagínate que difícil es para tu hijo contenerse.
  3. No obligues a tu hijo a comer un alimento, déjalo a la vista para que despierte su curiosidad.
  4. Para incorporar un alimento nuevo puedes comenzar con el método de bocados diminutos dándole de comer al niño en muchas ocasiones diferentes alimentos en porciones que no sean estresantes.
  5. Permítele que manipule la comida. Los pequeños aprenden a través del tacto y el olor y, por ello, es aconsejable dejarles experimentar con sus sentidos frente a los alimentos (tocarlos, olerlos).
  6. Mezcla en el plato alimentos que le gustan con los que rechaza. De esta manera, se puede animar con más facilidad a experimentar con diferentes sabores y enriquecer su dieta.
  7. La sugestión para bien o para mal es clave. Busca alguna figura poderosa o atleta conocido que los niños admiren y que aparezca comiendo una fruta o un vegetal.
  8. Incorpora la toma de decisiones compartida. No le prohíbas comer algo hablándole con un tono autoritario. Imponer un control rígido provoca todo lo contrario. En su lugar, junto con una buena dosis de amor, establece los límites y consecuencias de modo que el niño las entienda.
  9. Deja que tu hijo participe en la cocina. Cuando el niño ya no es un bebé puede colaborar en la compra de la comida y ayudar en actividades sencillas de la cocina bajo supervisión.
  10. Constancia. Los gustos no están tallados en una piedra y no vienen determinados con la genética. Son maleables y lo más efectivo para su desarrollo es la exposición continua.

Y, cuidado con definir a un niño que no come como quisieras como “quisquilloso”. Puede tener el efecto contrario al buscado y favorecer que el niño asuma ese comportamiento que se le asigna para llamar la atención o porque cree que, efectivamente, no tolera ciertos alimentos.

Puedes lograr que tus hijos quieran comer bien. El trabajo comienza en casa. ❤️