Yo soy una y te cuento el lado positivo.
Desde un enfoque científico, es importante reconocer que los cuerpos humanos tienen diferentes características que afectan su forma y tamaño. Estas diferencias son el resultado de los genes, como el que es más narizón o los que tenemos la cara alargada.
Y habiendo dicho esto, ¿alguna vez has escuchado hablar de los tres somatotipos corporales?
Endomorfo: Este tipo de cuerpo suele ser más grueso y tiene una tendencia a acumular grasa con facilidad, lo que puede dificultar la pérdida de peso. Las personas endomorfas pueden ganar músculo, pero es más probable que acumulen grasa si no gestionan bien su dieta y nivel de actividad física.
Ectomorfo: Las personas con este tipo de cuerpo son naturalmente delgadas, tienen un metabolismo rápido, y pueden tener extremidades largas. Les cuesta mucho ganar músculo y tienden a mantener su peso sin pasar mucho esfuerzo.
Mesomorfo: Este tipo de cuerpo tiene una estructura atlética, con mayor facilidad para ganar músculo y fuerza. Los mesomorfos suelen tener una proporción equilibrada entre músculo y grasa, lo que les permite tener un físico atlético sin mucho esfuerzo.
¿Qué significa todo esto?
Según estudios y observaciones, cada persona tiene una predisposición genética a uno de estos tipos de cuerpo. En mi caso, y así confirmado por mediciones y por el ojo de una profesora que explicó el tema usándome de ejemplo, yo soy una endomorfo-mesomorfo. Esto significa que mi cuerpo tiende a acumular grasa con facilidad, pero cuando entreno, gano músculo de manera notable. Clara evidencia son mis brazos. 😆
¿A qué voy con esto?
Una de las realidades de ser endomorfo es que, por lo general, no es fácil lograr tener abdominales marcados. Y además, si no prestamos atención a nuestra alimentación y comemos en exceso, la balanza no perdona.
Sin embargo, hay un lado positivo…
Los endomorfos llevamos toda la vida luchando por no ganar peso. Pero, bien pensado, quizás esto, por el contrario, sea beneficioso.
Porque, aunque siempre he luchado para no ganar peso, este esfuerzo constante ha tenido beneficios a largo plazo. Desde temprano en mi adolescencia, he tenido que estar atenta a mi alimentación y dedicarme a hacer ejercicio de manera regular. A lo largo del tiempo, este esfuerzo se ha convertido en un hábito natural. Además, debido a la necesidad de mantener mi cuerpo en equilibrio, mi metabolismo ha estado siempre en buen funcionamiento, lo que entiendo que me ha ayudado a ralentizar el proceso de envejecimiento y a mantenerme saludable. 🙌🏿
Sin embargo, los delgados más afortunados probablemente han prestado poca atención al ejercicio y a lo que comen. Ahí radica su desdicha. Porque, a medida que envejecen, pierden músculo y ganan grasa, tienen que aprender a gestionarlo, mientras que otros ya somos expertos.
El escritor japonés Haruki Murakami dijo una vez: “Cuanto más fácil le resulte a uno ver su piloto rojo encendido avisando de avería, mejor.” Esta frase refleja la importancia de aprender a escuchar nuestro cuerpo y actuar en consecuencia antes de que los problemas se hagan más grandes.
Encontrar lo positivo en las dificultades es una forma de pensar que depende de cada persona. Mientras algunos pueden ver los desafíos del cuerpo como una carga, otros hemos aprendido a verlo como una oportunidad para aprender, crecer y adaptarnos. Al final, el esfuerzo se convierte en parte de nuestra vida, y nuestros hábitos se transforman en aliados de nuestra salud y bienestar.
Así que hoy, ¡los endomorfos entrenamos con energía! Y para los ectomorfos, ¿qué opinan? ¿Se animan? ¡El ejercicio y la salud son para todos! 💪🏽