No confundas los términos, no son lo mismo.

Las resoluciones muchas veces terminan siendo una lista interminable de deseos planteados desde un estado algo ilusorio y perezoso. Sin embargo las metas diseñadas de manera inteligente eliminan la vaguedad que tiene la resolución.

Y antes de definirlas, considera que no tienen que ser radicales para ser grandes, lo esencial es que vayan a la par con tus valores, con lo que realmente te importa.

¿Ya definiste las tuyas? Repásalas por aquí con un acrónimo fácil de recordar, SMART.

S-Specific¿Crees que este objetivo está formulado en positivo? ¿Podrías aun detallar o especificar más el objetivo? (lugar, fecha..)
M-Measurable¿Cómo lo puedes medir?
A-Achievable¿El objetivo es personal o depende de otras personas? ¿Ha salido de ti o por el contrario es un objetivo impuesto?
R-Realistic¿Lo que quieres lograr es realista?
T-Time driven¿Cuándo pretendes alcanzarlo?

No importa cuán convencido estés de tus resoluciones, si no dejas espacio para el cambio interno y externo no ocurrirá ningún cambio en tu vida. Si quieres que algo se convierta en parte de tu rutina diaria debes tomar algunas decisiones difíciles y, a veces, incluso sacrificios. Prepara un calendario que puedas cumplir con una lista de acciones concretas y realistas. Y por último, recuerda que no tienes que esperar hasta que el año termine para tomar decisiones y hacer cambios en tu vida. Todos los meses, semanas y días te brindan la oportunidad para un nuevo comienzo

¡Feliz nuevo año!