¿Alguien dijo Superfoods?
Incluirlos en nuestra alimentación nos hace pensar que estaremos súper sanos independientemente de todo lo otro que comamos. La lista usualmente tiene como protagonistas: un alga, alguna semilla y una fruta de la cual jamás has visto el árbol.
Te quiero decir algo (y puede que sea tan doloroso como cuando te enteraste de que el panzón vestido de rojo que traía los regalos era una fábula): LOS SUPERFOODS NO EXISTEN. Y les confieso que, puede que en algún momento en el pasado, haya hecho referencia a este término. También nosotros los expertos una que otra vez nos comemos los cuentos. 🤦🏻♀️
El término superalimento no se encuentra en la literatura científica porque no es más que un término de marketing que, por supuesto, funciona. Eso no quiere decir que no existan tales alimentos que proporcionan numerosos beneficios a la salud como resultado de una alta densidad de nutrientes. Lo que sucede es que muchas veces se incluyen en esas listas alimentos que contienen un valor nutricional normal, nada excepcional y que son totalmente ajenos a nuestra cultura gastronómica. ¿Recuerdas las bayas de goji? ¿Y qué me dices de los superbowls de acai?
¿Que existen alimentos con grandes bondades? Claro que sí, la lista es infinita. Sin embargo, mi lista debería ser bastante diferente a la de una colega nutricionista que vive del otro lado del mundo. No hace falta que en Finlandia coman un avocado toastpara mejorar su panel de lípidos ni que nosotros cambiemos la piña por los blueberries para reforzar el sistema inmunológico.
Es un concepto engañoso y peligroso. Su amenaza contra la toma de decisiones alimentarias inteligentes es lo que más nos incomoda a los expertos en nutrición. El peligro radica en que esta idea nos lleva a pensar que, si comemos un superalimento, ya no tenemos que preocuparnos por lo demás, o que añadir espirulina a la batida de la mañana es suficiente como para poder seguir comiéndonos los platanutres de bolsa por la tarde y bebernos media caja de cerveza cuando vamos a la playa. Se le resta importancia a los fundamentos centrales de la buena nutrición: llevar una dieta variada, con alimentos de proximidad y mínimamente procesados.
Por otra parte, querer llevar esos superalimentos a la mesa diariamente le defalca el bolsillo a cualquiera. Aunque esto no sea una preocupación para algunos, permitir que las recomendaciones nutricionales estén basadas en alimentos inasequibles para muchos es un enorme disparate.
Hay verdades que duele escuchar, no obstante, toca decirlas: los superfoods no existen.