Podemos ser efectivos y tener un propósito durante la cuarentena, centrémonos en lo que está en nuestras manos.
Ciertamente es difícil dejar de sentir lo que sentimos, sin embargo, podemos elegir lo que hacemos con eso que sentimos. Entonces, no es tan importante lo que nos está pasando sino lo que hacemos con lo que nos está pasando. ¡Ahí sí podemos elegir!
Ante toda la incertidumbre es natural que estemos inundados de preocupaciones. Cada uno tiene su propia gama: la salud, el trabajo, la familia, el dinero y las vacaciones planificadas. Todo eso que nos inquieta y nos roba la paz conforma nuestro círculo de preocupaciones. Al mismo tiempo podemos clasificar esas preocupaciones según aquellas para las que tenemos un compromiso mental y emocional y que podemos gestionar. Una vez identificadas las de este segundo grupo las podemos ubicar en un circulo más pequeño, el círculo de la influencia.
Este es un ejercicio clásico que utilizamos en coaching con el fin de trabajar en la y que viene como anillo al dedo en estos momentos. Dedícale unos minutos a ese circulo y piensa. ¿Dónde realmente puedo hacer algo? Y considera que, si algo bueno nos ofrece esto, es más tiempo libre en nuestras manos.
Esta cuarentena puede tener mucho propósito o no, tú tienes el poder de otorgárselo.
Hagamos este breve ejercicio utilizando nuestros habituales diálogos internos: “Si yo tuviera más tiempo haría ejercicios regularmente”. “Si yo tuviera un trabajo de casa cocinaría más”. “Si yo tuviera menos trabajo le dedicaría más tiempo a mis hijos”.
Ahora que tienes tiempo, focaliza la atención en lo que puedes hacer y cambia la estructura del pensamiento sustituyendo el “tener” por el “ser”. ¡Hazlo y prueba cómo te sientes luego!
“Puedo ser más activo y hacer ejercicios en casa”. “Puedo ser más creativo cocinando platos saludables”. “Puedo ser más ingenioso y planificar juegos para compartir con mis hijos”.
Ahora que has cambiado el foco, ¿qué puedes hacer? Este simple ejercicio procura que alejes la atención del problema y la enfoques en actividades valiosas.
Y si aun te sobra tiempo, enfócate en practicar que alejen los pensamientos tóxicos y el miedo. Te comparto un abanico de ideas con múltiples estímulos sensoriales que pueden servirte de bálsamo.
Si hace tiempo no tocas la guitarra, sácala que la música es medicina.
Devórate un buen libro y distrae la mente de las noticias.
Hazte el álbum de fotos de tu último viaje y revive esas emociones.
Juega con tu familia, ríanse, la risa desplaza el miedo.
¡Enséñale a tu hijo una tarea nueva y jueguen!
Pon los videos de las clases de salsa, repasa esos pasos y date un subidón.
Cuando parece que no podemos hacer nada, siempre tenemos la libertad para escoger nuestra respuesta a los estímulos del medio ambiente. Verlo así nos da fuerza, nos permite que dependen de nosotros mismos y nos confiere mayor .Y por último, tienes el derecho de no hacer nada y entender lo que estás viviendo como un aprendizaje. ¿Esto que estás viviendo y sintiendo, está ocurriendo para que aprendas qué?