Los edulcorantes artificiales, una dulce mentira.

Ya sobrevivimos la era de los “fat free”, en la cual la responsabilidad de la obesidad recaia en las grasas, y con ésto, el azúcar aparentaba ser inofensiva. Sin embargo, en la actualidad, son muchos los expertos que señalan que el verdadero responsable de esta crisis y la diabetes es el azúcar.  

Este nuevo reto, erradicar el azúcar de la dieta, se convirtió en una obsesión, y a su vez creó el caldo perfecto para que la industria de alimentos nos vendiera la maravillosa idea de sustituir el azúcar, con unas sustancias sumamente dulces y sin calorías. ¡Ahí caímos muchos! Los edulcorantes artificiales; aspartame, acesulfato, neotamo y la sucralosa, ciertamente no tienen calorías, pero si afectan nuestro organismo. Estas sustancias químicas estimulan nuestros receptores de sabor dulce de manera muy potente, casi 100 veces más que el azúcar, afectando la calidad de nuestra dieta.

¿Cómo vamos a disfrutar la dulzura en una ensalada de frutas cuando estamos alterando constantemente nuestros receptores de sabor?

Las personas que consumen edulcorantes artificiales con regularidad encuentran poco apetecibles alimentos que están endulzados de manera natural y gradualmente van rechazando aquellos que no son dulces. Por otra parte, los edulcorantes artificiales también pueden provocar la secreción de insulina, favoreciendo que las células de grasa absorban más calorías ingeridas y aumentando el apetito. 

Te invito a echar a un lado este dulce veneno, y cuando hayas eliminado todos estos edulcorantes artificiales de tu dieta, te sorprenderás con la dulzura de muchos alimentos saludables.