¿Te has preguntado porque a muchos las frutas y vegetales les parecen insípidas? En mi práctica como nutricionista he escuchado esto en muchas ocasiones, y me llega a parecer hasta una respuesta normal, pero cuando viene de un niño con un paladar tan joven, es muy alarmante.

La realidad es que no es que no sepan a nada, es que no les saben a nada, y esto sucede porque el paladar se ha mal acostumbrado al potente sabor de los alimentos procesados. Y la única manera de que estos alimentos tan saludables recuperen su sabor, y por consiguiente nuestra dieta recupere su valor nutricional, es alejándonos de los productos innecesarios que actualmente componen gran parte de nuestra alimentación.

El cerebro recibe constantemente señales que nos regulan, siendo así el caso de la alimentación. En épocas de escasez de alimentos esta perfecta máquina se adaptó para preferir los alimentos más densos en calorías, grasa y azúcar, y aunque todo haya evolucionado a nuestro alrededor, esa inclinación natural la seguimos manteniendo y nos está enfermando.

Una señal para detectar los alimentos procesados es que usualmente están en envases plásticos, cartón, aluminio y con colores llamativos. En ocasiones cuentan con poderosos reclamos nutricionales que nos hacen creer que son el alimento perfecto. Sin embargo, poco de alimento tienen y se caracterizan por tener muchas calorías en poco volumen, acompañadas de mucha azúcar, sal, grasa, colorantes y todo lo que no deberíamos consumir.

¿Un ejemplo? Los famosos cereales para el desayuno. Si, aquellos que dicen que son ricos en vitaminas y minerales y que ayudarán a tu hijo a estar atento en clase. Estos, sean o no integrales, contienen un nivel de azúcar desproporcionado y su consumo habitual aumenta el riesgo de padecer; obesidad, diabetes, dislipidemia y algunos tipos de cáncer.

La solución a este problema no es otra que consumir alimentos frescos y cocinar más. Preparar los alimentos en casa nos ahorra mucha sal, aditivos sospechosos y dinero. Además, comiendo en casa estaremos libres de los alimentos potenciadores de sabor que con su consumo habitual de manera crónica pueden alterar nuestras papilas gustativas. Por otra parte hay un gran placer en comer algo que hemos preparado con nuestras manos.

Una lista de alimentos muy procesados que puedes ir descartando de tu lista de compras:

  • Barritas de cereales
  • Cereales de desayuno
  • Galletas dulces y saladas
  • Sopas en polvo o precocinadas
  • Postres lácteos
  • Carnes procesadas
  • Bollería industrial
  • Bebidas azucaradas
  • Bebidas energéticas
  • Pastas instantáneas
  • Pizzas precocinadas
  • “nuggets”

Como reto nutricional, te propongo que por una semana, sustituyas los alimentos antes mencionados por las alternativas más naturales; frutas, vegetales, viandas, papas, habichuelas, avena, pan integral, semillas, nueces, queso del país, pescado y carnes frescas del país.

También te exhorto a que que hagas los números, y evalúes algún cambio positivo o negativo en tu bolsillo.