Salmón, ¿piscifactoría o pesca salvaje?
El salmón es una excelente opción para consumir los saludables ácidos grasos omega 3 y la vitamina D, los cuales tienen muchos beneficios para la salud. La realidad sin embargo es que el salmón de piscifactoría, y potencialmente otros peces de acuicultura, pueden ser muy poco saludables, debido a la presencia de contaminantes acumulados o prácticas inadecuadas (pero populares) de alimentación que cambian las propiedades nutricionales de los peces.
Debido a la disposición inadecuada de los residuos industriales, ciertos residuos orgánicos han contaminado el ecosistema global. Buenos ejemplos son los cancerígenos bifenilos policlorados (PCB) y el insecticida DDT que altera el sistema endocrino, compuestos toxicos de grasa soluble no degradable que se acumulan en los tejidos grasos. El salmón es un pescado azul, por lo que sus tejidos son naturalmente ricos en aceites supuestamente sanos, que lo hacen susceptible a la acumulación de toxinas solubles en grasa, como los PCBs y DDT en toda su vida útil. Dado que estas toxinas son no degradables, esta carga tóxica no puede ser metabolizada o eliminada de ninguna forma; se acaba transfiriendo al siguiente eslabón de la cadena alimentaria: nosotros.
Como un pez carnívoro, el salmón salvaje se alimenta de camarones y mariscos, los cuales son ricas fuentes de aceites marinos, siendo este pescado excelente fuente de aceites saludables omega 3. Sin embargo, el salmón criado comercialmente no se puede alimentar con camarones y crustáceos, si se quiere mantener la producción a un costo razonable, tanto para los agricultores como para los consumidores. Por lo tanto, la dieta natural está sustituida por una comida producida con una variedad de otros pescados salvajes y organismos marinos.
La cantidad de toxinas que se encuentra en el salmón (o cualquier otro animal) depende de cuan contaminada esta su fuente de alimento, dependiendo del origen del pescado salvaje y cuánto tiempo ha estado expuesto a toxinas, una cierta carga tóxica se transferirá inevitablemente a los salmones. Obviamente, este problema existe tanto para los salmones cultivados y para los salvajes, pero es sorprendentemente más pronunciada en los salmones de piscifactoría.
De acuerdo con un estudio publicado en la revista “Science” en 2004, el salmón de piscifactoría tenía hasta 8 veces mas alto los niveles de PCBs en comparación con el salmón salvaje. Se ha demostrado en el laboratorio que el PCB causa cáncer, trastornos neurológicos y también puede actuar como disruptor endocrino. Se ha demostrado que envenenamientos a largo plazo de PCB y DDT también causan diabetes y obesidad.
La dieta natural del salmón (mariscos y camarones), proporciona los pigmentos que dan a su carne el característico color naranja brillante, casi rojo que no debe confundirse con el color rosado del salmón de cultivo que se logra mediante la adición en el su alimento de los carotenoides astaxantina y cantaxantina.