Los sistemas de pérdida de peso que ofrecen comidas preparadas en porciones controladas han tenido éxito por una razón muy sencilla: si te mantienes comiendo  en cantidades apropiadas ingieres menos cantidad de calorías. Por lo tanto, rebajas.

Pero ¿qué ocurre cuando vuelves a la rutina? Si no has aprendido a medir correctamente cuánto debes comer muy probablemente recuperes las libras rápidamente. Por eso,   el control de porciones es vital para mantener el peso saludable. Sin embargo, muchos factores a nuestro alrededor pueden dificultar esta meta.

En los últimos 20 años ha incrementado progresivamente el tamaño de las porciones de los alimentos preparados, así como los del menú de muchos establecimientos de comida rápida y restaurantes. Lo mismo aplica a las bebidas y refrescos.    

Por ejemplo, hace dos décadas, un servivio de papas fritas promedio era de 2.4 onzas, equivalentes a 210 calorías. Hoy, una porción de este alimento puede ser de unas 6.9 onzas, equivalentes a 610 calorías, o sea, 400 calorías más. Lo mismo ocurre con los refrescos que antes se vendían comúnmente en latas de 12 onzas pero actualmente conseguimos en botellas de 20 onzas. La diferencia entre un empaque y otro representa 245 calorías adicionales solamente en líquido.

De la mano con el aumento en tamaño, nos hemos acostumbrado a comer todo lo que contienen los paquetes . Sin embargo, al examinar la etiqueta veremos que la cantidad corresponde a dos o más servicios. 

 Pero esto no aplica únicamente a los dulces, snacks o gaseosas.     Lo mismo suele ocurrir con la comida  más   saludable,  explica la nutricionista y dietista Carla de la Torre.

“Los alimentos de grano íntegro tienen las mismas calorías que los alimentos de grano refinados. Las grasas  saturadas “malas”, contienen las mismas calorías que las grasas monoinsaturadas y polinsaturadas “buenas”. Por lo tanto, no podemos confiar solamente en la calidad de los alimentos, hay que considerar la cantidad”, explica.

A menudo, la nutricionista observa la confusión de sus clientes que dejándose llevar por etiquetas bonitas o palabras y frases atractivas tales como “natural”, “gluten free”, “organic” piensan que tienen permiso para comer cuánto quieran de esos productos. Aclara que ninguno de estos adjetivos se refieren a la cantidad de calorías, así es que hay que leer la etiqueta para asegurarse de su contenido nutricional por porción y así decidir la cantidad a consumir. 

Existen guías de porciones diarias recomendadas para cada grupo de alimentos tales como  Mi Plato del Departamento de Salud (www.salud.gov.pr). De la Torre señala que parte de los propósitos de esta iniciativa es educar a la población respecto a cómo debe verse su plato de comida. Por ejemplo, que debes servirte más cantidad de vegetales que de pasta. 

La orientación en cuanto a nutrición cada vez busca ser más práctica y precisa. Así es que una de las herramientas que está cobrando popularidad es el plato con divisiones para ayudar a las personas a saber qué cantidad servirse de cada grupo de alimentos. 

Nutricionistas como De la Torre avalan e incluso tienen disponibles estos platos como parte de la asesoría que ofrecen a su clientela.  

“Yo recomiendo medir la cantidad de alimento en tazas y  onzas, pero para personas que no quieren pasar trabajo, el plato es perfecto”, indica. 

Además de tomar en cuenta este renglón, un plan nutricional completo incluye la explicación de lo que es una dieta balanceada, la importancia de la lectura de etiquetas nutricionales y la  actividad física. 

“El plan de alimentación lleva una estructura de varias comidas y meriendas al día y en cada una le indico a los clientes las cantidades sugeridas de los diferentes grupos de alimentos según su prescripción calórica”, detalla la nutricionista.

Otra alternativa para limitar porciones son evitar comer directamente de los empaques grandes. En su lugar, fíjate en  lo que representa una porción y sírvete esa cantidad en un envase aparte. Además, usa  platos y vasos más pequeños. Estudios han demostrado que solemos comer no hasta estar satisfechos sino hasta dejar ambos envases vacíos.


febrero 26 2015, El Nuevo Día